Este proyecto resulta de una colaboración entre más de 500 estudiantes, educadores y activistas en justicia ambiental en más de 20 ciudades. La crisis climática no es nada nuevo para aquellas personas que se ven más gravemente afectadas: comunidades indígenas, gente de color y personas de bajos ingresos. Es una continuación de los daños ambientales desproporcionados que estos grupos han resistido durante generaciones.